El 29 de Junio de 2018, parte del tren de aterrizaje de un avión Boeing 777 de Korean Air se rompió al aterrizar. La aeronave, que viajaba de Seúl a Tokio, partió un eje del tren de aterrizaje al tomar tierra. Se ha publicado el informe final que aclara las causas del accidente aéreo.
¿Por qué se ha considerado este evento un accidente aéreo? El golpe, que afectó al eje trasero de la pata derecha del tren de aterrizaje, provocó el fallo de dos ruedas produciendo humo y chispas hasta que se detuvo.
La aeronave se quedó parada en una calle de rodaje. Los servicios de emergencia salieron rápidamente a comprobar cómo se encontraban las más de 300 personas que viajaban en su interior.
No os preocupéis: a pesar de los golpes que se producen en el aterrizaje, los aviones son capaces de aguantarlos sin que se produzcan roturas. Sin embargo, todo falla pero no de forma catastrófica. El eje trasero se rompió debido a la corrosión.
Aunque la corrosión es fácil que aparezca, existen diversas técnicas en el mantenimiento aeronáutico que lo evitan. En este accidente pudo aparecer la corrosión debido a la rotura de una junta que permitió que entrase el agua en el interior del eje.
El agua permite que la corrosión avance muy rápido. Por ello se utilizan compuestos como el Mastinox que evitan que se produzca. No obstante, en este avión de Korean, los investigadores japoneses apuntan en el informe final a que o bien no se aplicó este compuesto o bien no se aplicó de forma correcta.
Al no aplicar Mastinox u otro inhibidor de corrosión, se generó una picadura en el acero y de ahí una grieta que poco a poco aumentó su tamaño. Al llegar ésta al tamaño crítico, el eje se partió por no tener la fuerza estructural de origen que permite aguantar el impacto en el aterrizaje.
Existe un vídeo del momento exacto del accidente del avión. Se ve cómo aterriza y sale humo y chispas del tren de aterrizaje. Se observa además que la meteorología no era la idónea por el fuerte viento: el avión se agita fuertemente momentos antes de tocar el suelo.
La Junta de Investigación de Accidentes Aéreos de Japón (en inglés JTSB) declara en su informe final que a pesar de que el mantenimiento preventivo fue el correcto, tareas simples como la lubricación pudieron no ser realizadas correctamente. Algo simple pero mal realizado puede producir fallos en elementos tan robustos como el tren de aterrizaje.
Los investigadores encontraron que varios aviones Boeing 777 de Korean Air también tenía grietas en el mismo eje. Tras un accidente aéreo es obligatorio inspeccionar aviones similares para encontrar más defectos, pistas o como en este caso, elementos con los mismos defectos que el estudiado. Esto ayudará a esclarecer las causas y evitar futuros accidentes o incidentes aéreos.
Respecto al pasaje no hubo que lamentar víctimas. Aunque es cierto que algo tan simple como una junta y una mala lubricación pueden llevar a un avión a una situación límite, los aviones son máquinas muy robustas.
Los sistemas de los aviones se encuentran duplicados y se calculan mucho más resistentes de lo habitual para poder aguantar cualquier inconveniente encontrado en su vida útil, así que tranquilidad: aunque falle un motor, una rueda o un tren de aterrizaje el avión sigue siendo seguro. 😉